miércoles, 22 de julio de 2009

Noche de maletines y maletones

Hoy mi intento de ir a la Tate Britain ha fracasado estrepitosamente. De hecho, empiezo a dudar que exista. Creo que solo es algo que alguien le dijo a otro alguien y fue propagandose por tierras londinenses hasta convertirse en una atraccion cultural turística y fantasmagórica de gran renombre. Hay quien asegura haberla visto al otro lado del Támesis en noches de espesa niebla, pero es solo una leyenda como los cantos de sirena o los orgasmos multiples.

En fin, que me he recorrido la orilla entera del Tamesis y me lo he cruzado como 5 veces, que si el puente Millenium, que si el Blackfrías que si el London bridge, la tagüer, el big ben y la madre que los parió a todos. Hasta he encontrado la Iglesia de la cienciologia (con una pantalla de plasma en la que salían imágenes de volcanes explotando y luego al más puro estilo power point chano preguntaban ¿quién tiene miedo?), pero de la Britain, ni rastro.

Así que me he dedicado a ver los alrededores del Támesis, llenos de furgonetas de helados super auténticas con luz arriba girando y músiquita infantil, todas decoradas con los acostumbrados tonos pastel y una marabunta de micky mauses y demás personajes de Disney copiados con bastante poco acierto.

Además he visto el London eye, esa enooorme noria desde la que puedes ver todo Londres, cuyas cabinas tienen capacidad para 25 personas y que puedes reservar para fiestas de niños etcétera. Si la reservas para San Valentin, la cabina es privada e incluye una botella de champán y una rosa roja, complementos por los que te cobran un riñón y 3/4 partes del otro. Hortera de la muerte el asunto.

La verdad que las vistas desde cualquiera de los puentes son alucinantes. Eso sí, ke nadie espere podr contemplar su reflejo en las aguas del Támesis, porke como mucho verás pasar un par de gaviotas envalentonadas que se atreven a acercarse al barro que corre por ahí a ver si pillan algo.

Me he tomado un café (un cortado de verdad, que emoción) en una terraza a orillas del río, y luego me he puesto a tomar el solecito (que ha durado unos 25 segundos) en un banco al lado de la "playa".

He acabado jodidamente muerta de tanto andar y casi me quedo roke en el metro.
Al venir hacia casa he hecho una pequeña compra (he descubierto un copa de mouse de limón y galleta que es como para tirar cohetes) y luego he empezado a prepararme la maleta, que estoy agobiadisima pensando en si no me cabrá algo. Pero de momento parece que todo marcha bien.

Después he visto La rebelión de las máquinas mientras cenaba y ahora ya a dormir, que estoy que me caigo de sueño y cansancio.

Me da una horrible pena marcharme de este sitio, es una gozada pasear por donde no te conoce ni dios y todo el mundo te importa una autentica mierda, donde puedes gritar guarradas a voces por teléfono y nadie se va a volver, porke ni lo entienden ni les importa. Ke rabia.

Pero echo mucho mucho mucho de menos algunas cosas de zaragoza, sobre todo a dos que tienen orejas triangulares, uñas afiladas y hacen purrrr cuando se quedan dormidos.

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