miércoles, 8 de julio de 2009

national gallery

Hoy he estado en la National Gallery. Me he dedicado a recorrer el ala Sainsbury, ya que intentar verlo todo en un día me parece una soberana estupidez, acabas reventado, dejas de prestar atención a lo que ves y no te acuerdas de lo que te ha gustado y lo que no (aunque yo suelo apuntar).

Lo primero que tengo que decir es que el repertorio de este museo es acojonante, solo en el ala Sainsbury puedes ver El matrimonio Arnolfini de Van Eyck, algo de Piero de la Francesca, Boticelli, Bellini, Uccelo, Memling (cuyos cuadros he buscado sin éxito, no sé en que sala estaban, pero debo intentar encontrarlos la próxima vez) ... y he hecho un descubrimiento, CARLO CRIVELLI, cuya obra no conocía, que me ha encantado. Sus madonas no son muy distintas a las de Memling, con esas frentes altas y algo abombadas, y el arco de la ceja uniendose a los laterales de la nariz. Sin embargo este pintor se recrea mucho en los ropajes, en concreto ha habido un par de cuadros (la inmaculada concepción y otro de dos mujeres cuyo nombre no he apuntado. Tonta) que me han encantado. En este último, una de las dos mujeres (una Santa) está sosteniendo un instrumento dental nada agradable con el que se supone que la torturaron arrancándole los dientes.

También he visto más de Van Eyck y Rogier Van Der Weyden, a los que ya admiraba, y una pequeña interpretación de Apolo y Daphne, que es de mis mitologías favoritas, pintada por un italiano, algo así como Pollaiuolo (pedazo de apellido de semental).

En fin, que es una maravilla tener todo esto al alcance de cualquiera, que no cuesta un duro entrar y puedes ver desde Ucello a Seurat pasando por Da vinci, Tiziano, Rubens, Monet...

Mañana o el Lunes iré a ver la parte central, donde están mayormente los renacentistas, incluido Cranach the elder, que me gusta bastante y del que nunca he visto nada al natural.

Próximamente más cosas menos snobs.


pd. La tienda de regalos era el paraíso, pero me he contenido y no he comprado nada, aunque he andado unos 20 minutos con un libro de Egon Schiele en la mano.

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